
A cuatro patas busca el pupilente.
En el mundo de abajo, casi ciego,
rodeado por el bosque de los muebles,
la mente se hace bruma y en la alfombra,
se dan raíces, musgos, con el hambre.
Los nudillos caminan, un chispazo,
la guarida caliente y el peligro.
Un ruido de manada esa ansiedad,
de oler cerca al venado y al bisonte.
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